Cuantos sueños se flagelan,
cuando el alba sabotea las almas
al quebrar los ojos en agua.
Cuantas madres tienen que parir,
para verla entrar por esa puerta;
para saber que el césped no crece
entre las ruinas que deja la madrugada.
cuando el alba sabotea las almas
al quebrar los ojos en agua.
Cuantas madres tienen que parir,
para verla entrar por esa puerta;
para saber que el césped no crece
entre las ruinas que deja la madrugada.
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