Cuando la cordura murió, sintió que una voz le explicaba el porque de los placeres, posteriormente añadió a su lista de palabras, momentos jocosos perdidos en rebanadas de niñez y ese ramo de augurios sentenciaban una de las razones primordiales para ser ese lugar oblicuo cuando todo esto ocurrió:
Destrozo cada pétalo del llanto
haciendo suyo el universo.
Jugó al margen de lo inexplicable
con los trozos que deja el desamor.
cada voz era un barco distante
en los suburbios de la intimidad.
Flageló la sed de un vacío
inhalo las miradas ajenas.
Conoció los limones de la soledad,
las espinas que esconde el destino.
Y termino cosido al suelo
entre árboles
de una sociedad inerte.